25 de junio de 2010

 © martyna adela d. 2009, copyright deviantART


Una mirada es más profunda si la guías tú
Una sonrisa es más curva si la modulas tú
Una lágrima es más densa si la provocas tú

Una caricia tensa mis sentidos si la forjas tú
Un perfume es más liviano si lo exhalas tú
La muerte es placentera si la decides tú

(Para Carmeliu)


Por causas ajenas a mi voluntad no he podido pasear por la blogosfera en estos últimos días.
Un abrazo

12 de junio de 2010

El telón de la tragedia




Hoy me he levantado y no he encontrado mi destino.
Me he incorporado y no estaba despierto;
el gorrión cantaba, la vida seguía.
Hoy se ha abierto el telón de la tragedia.

Hoy he descubierto los mundos paralelos,
los que giran en tiovivos de colores,
los que planean en aviones oxidados,
los míos que se pilotan automáticos.

Hoy he vuelto a nacer en praderas extrañas,
las vacas devoraban lobos y los sapos pastaban,
los molinos volteaban el sonido de la luz
y las cigüeñas anidaban en semáforos rojos.

Hoy me he dado cuenta que no soy yo,
que es el mundo el que me hace,
el que se deshace por mi mano,
que soy lo que piso y me hace lo que amo.

4 de junio de 2010

Mi capitana

 Cuadro de Hebe Alioto


Amanece entre jirones
el cuerpo desnudo,
un alma al viento
asoma a la vida
en el lecho materno.

Gira franca la fortuna,
hallada un día
en busca de su suerte,
blanda en futuro
marcada en la muerte.

No llores carne trémula,
estás tallada libre
nova para la causa,
por el destino venido
del reloj que te pausa.

Paños de algodón,
guías de los sueños
que el ángel  crea
con suavidad de bridas
y esquivo forcejea.

Inicio del drama
del cuento de noche
que llanto regurgita
de blanca nota
y de amanecer grita.

Con el primero del alba,
blandea la señera
del honor escudado,
mientras la espera
de un varón deseado
damisela genera.

Llantos repicados
en cleros domados
de campanas y laureles,
con panes consagrados
de trigo y negros claveles.

El pueblo brama
de cantos asonantes
en los baldíos campos,
y los lebreles aúllan
los lacrados salmos.

Oh señora mía,
que aunque no deseada
en tierras almenadas,
dispondrás la compañía
del reino, mi capitana.